Los talentos de una persona son tan
brillosos y chismosos que nunca tardan tanto en aparecer y, cómo una mentira, no
se pueden ocultar y si esto lo hubiese creído hace ocho
años, posiblemente, otras letras contarían mi historia.
Días atrás leí sobre “los nuevos dueños del mundo” y la
transformación de éste. Cuando observé el título de dicho capítulo, predije que
sería un montón de párrafos idealistas de alguien a quien le ha ido muy bien en
la vida y que alcanzó el tan anhelado éxito.
Como no es bueno dejar las cosas a
medias, decidí leerlo completo y de manera textual les comparto lo que dicho
libro y autor mencionan sobre esto:
…1 Antes, cuando un hijo o una hija decían: “voy a
estudiar contabilidad, leyes, medicina, finanzas o ingeniería”, lograban que se
dibujara una sonrisa en la cara de sus papás, ya que esto garantizaba cierta
independencia, un buen sueldo en el futuro y, por tanto, una vida decorosa. Las habilidades que se describen aquí corresponden al
lado izquierdo del cerebro, es decir, las de orden lineal, lógico o secuencial.
¿Recuerdas cómo aquellas profesiones que se salian de
la norma y de las expectativas de los papás –como por ejemplo ser fotógrafo,
diseñador, artista, escritor, etc- provocaban grandes insomnios en la familia y
eran vistas como las responsables de “pobre de mi hijo (hija)… se va a morir de
hambre” Estas actividades pertenecen al
hemisferio derecho del cerebro, el lado creativo y emocional.
Etiquetados como “bichos raros” quienes se inclinaban
por estas habilidades, actualmente, no sólo se les ha retirado la etiqueta de
locos, sino que se convertirán, nada más y nada menos, en quienes gobiernen al
mundo.
¡¿Qué?! (Quise
añadir más “e”, pero me llevaría muchos renglones); no puede ser –pensé-…
Creo que por ésta cuestión muchas
personas al igual que yo, no encontramos respuesta a cómo el ingenio de un ser
humano común, cómo el creador de Facebook o los creadores de Twitter pudo
llegar a tanto y lograron crear un medio masivo de comunicación que vino a
cambiar por completo nuestra existencia.
Por que, aunque no lo quiera
aceptar, actualmente somos la generación que forma parte del antes y después de
las redes sociales. Y lo anterior esta directamente asociado al ingenio y
creatividad de una persona que en cierto momento decidió aplicar lo que –coloquialmente
diríamos- traía en el alma.
Hace ocho años yo, teniendo
dieciséis y con un corazón bastante idealista, fraguaba una guerra con mi mente
sobre que carrera iba a tomar, pues estaba próxima a salir de la preparatoria y
el tiempo de decidir había llegado. Venía cargando días atrás la estrategia
sobre el cómo decirle a Mamá que quería estudiar artes escénicas y ser actriz
de teatro… un día, cuando regresaba de la prepa y tal cual cómo pedir un
permiso, comencé a sobornarla mentalmente, lo que no duraría mucho pues, por su
experiencia se dio cuenta de lo que estaba pasando y terminó preguntándome: -¿Qué
quieres? A lo que yo le respondí: –estudiar Artes Escénicas; fui a conocer la
facultad, se respira súper bonito el ambiente es… ¡espérate!, –me dijo, deteniéndome en seco me puso una
mirada que dijo: ¿De dónde sacaste esas ideas?… me paralizó en automatico y continuó
diciéndome que eso no era un trabajo, que si lo quería ver cómo un hobbie
estaba bien pero no como una carrera a seguir.
Apagada toda mi energía, -sin culpar a mamá, pues sabía que ella hacía lo que mejor ella creía para mi- terminé
creyendo que lo mejor era hacer caso a su advertencia y continuar descifrando
lo que depararía a mi vida estudiar una carrera “bien”.
Curse la carrera de Derecho; no
ejerzo como litigante, nunca me motivo lo suficiente como para que yo hiciera
carrera en ello.
Después de un año de egresar de la
facultad, descubrí que lo que completa mi vida y mi existencia es escribir y a lo que voy con todo esto es que, día a
día, la doctrina social nos intenta aleccionar que “el deber ser” es lo más importante de nuestra vida; mientras que, el ser quien es dirigido por nuestra intuición,
queda en segundo término; en un “para luego” o en un cajón mental titulado
“hobbie”, negándonos el derecho de aplicar lo que tiene nuestro lado derecho del cerebro y crear maravillas con él.
Leía también que es común que exista
depresión laboral mas que años atrás…
¡claro! con el despertar de la
consciencia, queremos explorar y descubrir qué se siente ser capaces de lograr,
hacer y deshacer en pro de nuestra realización, misma que por consecuencia nos
trae felicidad y que ésta, usual y equivocadamente siempre la buscamos en lo
que no dura, en lo tangible, visible y moralmente aceptable.
Comencemos por despertar más
temprano (sentido estricto y figurado a la vez) y preguntémonos: ¿En qué soy bueno?, ¿Qué me apasiona?; el mundo, como siempre,
está en nuestras manos, sólo es cuestión de ir a la par con él y abrazar el
cambio que está sucediendo para hacer historia también.
Nuestra intuición no debería de existir en
vano… para alcanzar el éxito se ocupa también del alma y sus quehaceres, vamos
a ponerla a trabajar.