Sobre "las muelas del juicio" hace cuatro años me lo advirtieron:
“si las dejas salir, van a romper tu encía, te va a doler muchísimo y corres el riesgo de que muevan toda tu dentadura…”
En aquél momento pensé -ilusa- que para cuando llegara este momento yo estaría prevenida.
¡Falso!
Alguien debió advertirme que cuando aparecen las “muelas del juicio” no solo te duele la cabeza, la mandíbula y la boca… también llegan arrasando con el Alma y todo lo que ella pensaba.
¿Por qué cada vez es mas recurrente no tomar la decisión correcta cuando la vida nos alerta?
¿Por qué nos creemos más chingones que el tiempo y su paso como para poder ganarle?
¿Por qué decidí, no decidir?
Afortunadamente llegó el momento en el que éstas cabronas ya no me dejaron dormir.
Así que fui al dentista, por cierto el mejor que he conocido. Me sedó y en lo que para mi fue un instante de no mas de 30 minutos, saco las cuatro muelas.
Ahora pienso en el sentido de vida que tienen estas… tal vez vienen a ser el ejemplo de aquello que tenemos en la vida sin motivo alguno, pero como no nos hace ruido y durante mucho tiempo no nos duele, lo dejamos ahí, o dejamos pasar, habitándonos, siendo parte de nosotros. Sí, es eso. Y ahora que lo pienso me pregunto: cuantas cosas llevamos en nuestra vida, recuerdos como anclas de un pasado que no va a regresar, aquellos rencores y deseos -impuestos por el ego- y el ego mismo; el orgullo y los perdones no dados… cuantas cosas que nos permiten no avanzar y quedarnos donde siempre “debemos estar”...
Si hace cuatro años yo hubiese atentado la sugerencia de mi doctor respecto a deshacerme de una vez y por todas de las muelas del juicio,
hoy mi domingo no sería mediano.
Mediano, porque no me voy a poder devorar un taco de barbacoa y menos un plato caliento de menudo. Con un rico y espumosito -como dice Yuri- café de hoya con una gordita de azúcar al final.
Hoy será, y si bien me va, tal vez una gelatina fría.
Sé que posiblemente esté siendo malagradecida,
sé que hay personas que por una u otra razón no tienen su dentadura y tampoco pueden darse el placer de probar cuanto alimento su alma desee…
Pero siendo racional, también más de la mitad de ellos será porque fue "chingón" como yo, y creyó que el tiempo llega solo.
Las muelas me dejaron una lección: tener el valor de tomar las decisiones correctas cuando deben ser y no cuatro años después.