viernes, enero 29, 2016

El Cliché mas honesto del mundo.

Siempre escuchamos decir: “lo que importa no es la belleza exterior, sino la belleza interior”. Pero no hay nada más falso que esa frase.
Si así fuera, ¿Por qué las flores harían tanto esfuerzo para llamar la atención de las abejas? Porque la naturaleza anhela la belleza. Y solo queda satisfecha cuando ésta puede ser exaltada. La belleza exterior es la parte visible de la belleza interior. Y se manifiesta por la luz que emana de los ojos de cada uno. - Extracto del "Manuscrito Encontrado en Accra" de Paulo Coelho

Siempre nos preocupamos por vernos y vestir bien. Como humanos somos vanidosos en mayor o menor grado y eso no es malo. Muy por el contrario, creo que es una característica que nos distingue y que si la encausamos para bien: nos da seguridad.

Sin embargo y por naturaleza, nunca estamos satisfechos con nosotros mismos. En casos mas concretos, mientras las mujeres nos probamos la ropa pensamos: si tuviera más aquí y menos acá… en fin, nos encanta y nos aprisiona a la vez; pues nos volvemos esclavas de lo que la mente nos dicta pero, ¿cuándo nos dice que nos pongamos un corazón grande para ser felices y vivir en paz?

Es importante estar bien adentro como afuera. De qué sirve usar el mejor maquillaje, si por dentro cargamos rencor y éste mismo comienza a marcarnos arrugas en la frente.
Cuando me siento exaltada, desesperada o molesta, inconscientemente frunzo el seño hasta que me doy cuenta y tengo que aligerar mis cejas para luego darme cuenta de que se ve reflejado en el rostro y esto, también es cuestión de belleza. Cuando cargamos en nuestra espalda perdones no dados, nos volvemos pupilas caminando, nuestra postura se vuelve chueca, trayéndonos después problemas en la espalda: esto es también cuestión de belleza, pues no es buena imagen sentarse agachado.
Esa búsqueda de aceptación social, la que muchas veces nos hace olvidar nuestra propia belleza, en lugar de aceptarnos como somos y dejar de imitar lo que vemos a nuestro alrededor es la que nos mantiene en una búsqueda inalcanzable de perfección y satisfacción que nunca se acaba. 

Cuando miramos un cedro, no pensamos: “las ramas deberían medir todas lo mismo”, pensamos: ¡es fuerte! y con esa imagen nos quedamos.

Más que el reflejo, y sin que suene a cliché, creo que los ojos son el espejo de nuestra alma. Úsalos y date cuenta de que en el mundo no existe otra (o) como tú. 

Hace unos días veía una entrevista que le hizo Adela Micha a Carolina Herrera y me sorprendieron muchas cosas de ella pero, sin duda, lo que me dejo pensando fue lo que dijo y cito: "El estilo no tiene nada que ver con el dinero. El estilo es algo sutil que se muestra en los pequeños detalles. No es la ropa que usa, es la forma que en que habla, se mueve y actúa". 
Nada es cuestión de marcas, es cuestión de la seguridad que llevemos cada uno de nosotros y que podamos proyectar hacia afuera para que así podamos sentirnos y vernos bien. La belleza debe ser sinónimo de autenticidad y no de estándares de moda.  

Lo bello no reside en la igualdad ante los estándares de calidad, sino en la diferencia y en la conciencia de esto. 

Y si vamos a sembrarnos arrugas en el rostro que sean por no parar de sonreír y disfrutar de que podemos ser quienes somos y vivir solo una vida: nuestra vida.  

miércoles, enero 20, 2016

Sobre el miedo...

De esos que se meten y que te hablan al oído para intentar que de ves vuelta atrás a lo que siempre has querido.

De esos que viven dentro de nosotros desde que permitimos que terceros los sembraran  en nosotros con raíces muy profundas y viejas.

De esos que son fuertes y que a veces también, sí se es listo, se les pueden encontrar debilidades.

Y no sé; no me gusta hablar del miedo como tal pues siempre he pensado que cada minuto que dedico a esto, es cada minuto que ganan ellos y nadie lo está haciendo más que yo misma (sabotaje). 
Entonces me detengo y pienso que no existe mayor fuerza que la que llevo dentro que pueda impedirme, detenerme o agacharme. Pero, tengo que aceptarlo, es difícil deshacernos de un miedo. Constantemente lo intento, algunas veces me va bien y otras no tanto.

Vuelvo al “no se”… y es que lo traigo pegado como chicle totito a la suela del zapato.

Luego pienso y me pregunto, ¿que sería del ser humano si no cargara miedos?
... ¿Seríamos más libres? puede que sí, pues actuaríamos en el momento y sin premeditación.

Pero, qué pasa cuando nos damos cuenta de que la libertad no consiste en sólo tener las manos abiertas y los pies dispuestos a despegar; sino en tener la consciencia bien plantada en la tierra, actuar con responsabilidad y con la firme creencia de que aceptamos y amamos quienes somos por sobre todo y sobre todos.

Y sin los miedos vendríamos a ser -creo- personas que caminan sin rumbo, queriendo todo y sin obtener nada.

Quiero comenzar a ver los miedos -porque son varios- como un medio de aprendizaje y de lecciones que la vida me está dando para que suceda eso: aprender. 
Hasta ahorita en mis 26 años llevo algunas importantes y puedo decir que aún no he terminado de aprender. 
Me falta muchísimo por ello no me quejo.

Luego entonces, podría decir que los miedos son necesarios para la humanidad, para así darnos humildad e inteligencia para poder construir nuestras vidas.

Creo yo, no sé, pues les digo que sigo aprendiendo. 
Vamos a ver que otras lecciones tienes preparadas para mí, vida.


Por lo pronto les comparto que hoy, perdí el miedo a intentar. 

martes, enero 05, 2016

Oda a la hernia en mi espalda.


Esta desviación me aprieta y amenaza.
Ella me llena de noches negras,  
Y poco a poco intenta vaciar mi alma.
Ella se sienta primero en mi silla.
Acostada, sentada, de pie, volando y escribiendo me acompaña.  

Me atormenta,
juega conmigo y no me deja ganar…
me hace sentir culpable al quererla sacar,
pero de mi vida se ha enamorado ya,
entonces se aferra más.

En ocasiones, cuando estamos solas
le pregunto como se siente,
y ella me receta una resonancia magnética y colérica.

Cada que son las ocho de la noche
Vuelve a apretarme;
me espero,
me aquieto…
Le canto para que se duerma,
Pero solo consigo ponerla más atenta.

Ella es cabrona de las buenas,
De esas de una sola pieza.

De todas mis batallas
Ella es la más alta.
La mas completa. 
Ella patalea;
Y es relega cuando Luis se apoya en su cintura -mi cintura-.

Nada la logra callar,
Ni siquiera una supradol sublingual.
Es caprichosa y alérgica a los lácteos,
A la pizza, a los tacos y al mezcal.

Ella no paga hospedaje,
Pero si requiere factura y peaje.

Voy a pensar que me ama,
En todos los lugares;
Pues ella con sus dientes muerde
mi cuarto y quinto discos lumbares.

Si.
Ella es así, me ama tanto

Que a su longevidad, también me tendré que acostumbrar.   

sábado, enero 02, 2016

CATARSIS.


Nunca he creído en supersticiones pero se que existe el bien y el mal. Que hay personas víctimas de víctimas con corazones huecos que se atreven a hacer daño a alguien mas hasta hacerse daño a si mismas porque aunque, de pronto nos parezca que ganaron obteniendo lo que quieren, la realidad dista mucho de ser buena para ellos.

Y hablando de supersticiones, alguna vez escuche que para tener un año bueno y exitoso se tiene que comenzar lo mejor posible. Tal vez suena utópico –igual que a mi en ese momento- pero todo lo que se refiere a la actitud tiene lógica y razón.

El 2015 lo inicié llorando y con muchísimos sentimientos encontrados, muy triste, en un lugar que no era mi casa, lejos y de verdad con muy poca esperanza. La pase mal y mas porque no podía entender todo lo que venía sucediendo y temía enfrentarme a ello.
La vida me aventó mis verdades y no venían envueltas y con olor a chocolate, por el contrario, éstas llegaron con un sabor muy amargo.
Llore muchísimo. Deje que el rencor, las comparaciones, los defectos y la inseguridad llenaran mi cuerpo y fue tanto que hasta engorde ¡enserio!.

Dios es muy sabio. Siempre lo dije pero nunca lo sentí hasta hace poco.

Entendí que todo lo que nos pasa nos enseña y nos deja grandes lecciones que, aunque duelan, las tenemos que tomar para poder vivir y evolucionar.

Mi 2015 fue un camino de terracería en el que camine descalza. Sentí la tierra, las piedras y el lodo en mis pies. Caí varias veces en la misma rodilla y me lastime. Muchos buitres me acompañaron pero también pude ver que a un lado de las piedras, Dios me puso algunas flores que nunca había conocido y que me ayudaron a colorear mi camino y que no fuese todo gris. El dolor de mi rodilla me enseño el valor de no querer rendirme por amor.
Y sin los buitres no hubiese encontrado la salida hacia ese lugar donde me encontré a mi misma para tenerme completa por fin después de 25 años de vida dormida.

No pretendo que piensen que estoy loca pues nunca me había sentido mas presente y consciente de mi vida como hasta ahora que decidí dejar todo atrás, perdonarme y adelgazar mi alma.

Siempre será un acto de humanidad no solo para quien lo recibe sino para quien lo lleva a cabo esta acción.
Este ultimo año pude conocerme un poco mas y verme al espejo de frente, con miedo, pero de frente.
Durante mucho tiempo estuve equivocada al pensar que “Agradecer” significaba quedar bien con los demás y solo implicaba ser una práctica social.
No fue hasta mitad del año -ante una derrota- que entendí el valor de dar gracias a Dios por la vida que nos da y por todo lo que hay en ella.

Y si, agradezco a Dios que mi 2016 lo inicié riendo como nunca. Espero mucho y también quiero hacer mucho… por éste y todos los años que vienen.