Pienso que no hay que buscarla, hay que construirla...
Sí, me gusta pensar eso porque qué tal que paso toda mi vida buscándola y por
mi perfecta imperfección de sentir que nada es suficiente
llego a mis 100 años y siento que nunca la encontré.
Creo que tomar la decisión de construirla
es mas lógico, coherente, realista y responsable.
Lo que construyes lo tienes,
y si lo
tienes lo sientes,
ahí,
aquí,
cerca,
en tus ojos,
en tus manos,
a tus pies y en
el alma.
La motivación como aliada,
como maestra y
amiga…
pero, ¡cuidado! que ella es tímida,
si uno no le llama ella se queda quieta
y callada.
Entonces hay que hablarle,
cada día,
todos los días,
despacio y muy cerquita al oído
y agradecerle solo porque es y
porque está.
La motivación como
camino,
testigo y
destino.
Como inicio y final.
Construirla es tarea de Valientes y no,
no cualquiera puede.